Los tiempos son difíciles y nadie está libre de tener que pedir ayuda económica en un momento dado. Cuando la solvencia de nuestros bolsillos no es la mejor y tenemos que hacer frente a pagos inesperados llega el momento de pedir información sobre financiación.
Pero depende de la cantidad que necesitemos, así actuaremos. Evidentemente, para pequeñas sumas lo más socorrido es solicitar ayuda a la familia o a los amigos. Pero no siempre pueden o están dispuestos a ayudar.
Si esta primera vía falla, el siguiente paso suele ser acudir a entidades bancarias. Conseguir algo de ellas puede ser mucho más que complicado. Los bancos ya no conceden créditos con tanta facilidad como hacían años atrás. Si la suma no es muy elevada o no tenemos ingresos fijos que avalen la devolución, prácticamente podemos olvidarnos de esa opción.
Todo ello sin dejar a un lado la cantidad de trámites que hay que hacer, los papeleos y el tiempo que tardaremos en disponer del dinero si tenemos suerte y el banco nos concede el crédito.
No hay que desesperar, aún queda una vía más, la de empresas especializadas en ofrecer préstamos de manera rápida. Ofrecen la gran ventaja de que apenas se necesita realizar trámites y la cantidad solicitada se recibirá tan solo unas horas. Para gastos que haya que cubrir de forma urgente puede ser una salida más que aceptable.
Por otra, parte, la devolución se suele realizar en plazos previamente pactados o de manera cómoda y no hay que justificar en qué se va a invertir el dinero.
Evidentemente, los intereses son más altos que los de un banco, pero según la necesidad que se tenga, un crédito rápido puede suponer un balón de oxígeno para un momento puntual de agobio económico.