Uno de los momentos más difíciles de la vida, es tener que aceptar que su matrimonio ha llegado a su fin, sobre todo, si tienen hijos en común. A pesar de que los divorcios son tragos amargos por los que nadie desearía pasar, las cifras de separaciones en España siguen en ascenso. En este sentido, merece la pena tener el número de uno de los abogados en burgos que le acompañe en este proceso tan complejo.
A lo largo del tiempo, la mayoría de las personas relacionan estos escenarios como un momento conflictivo, en el que cada uno de los cónyuges pelea por sus propios intereses. Y es que, por lo general, las emociones de rabia, tristeza, desilusión y dolor, son las que más reinan en estos procesos legales. Bajo estas circunstancias, la figura del abogado cobra mayor importancia.
Ahora bien, gracias a la Ley 15/2005, de 8 de julio, que modificó el Código Civil y la Ley de Enjuiciamiento Civil en materia de separación y divorcio, ya no hay razones para pensar en el divorcio como una tortura. Con el nacimiento de la llamada ley del divorcio exprés, que resalta el mutuo acuerdo como principal requisito para su ejecución, los plazos se redujeron considerablemente.
Otro aspecto importante que hay que destacar, es que al disminuir el tiempo de trámites, también bajó el coste de los trámites; asimismo, los cónyuges no necesitan exponer los motivos por los cuales han tomado esta decisión ni la distribución de la custodia compartida, en caso de que haya niños involucrados.
A pesar de que esta reforma dispone un camino más sencillo para los interesados, es fundamental contar con el mejor asesoramiento legal para que no haya pasos en falso. Y, además de esto, no sería una exageración pedir ayuda psicológica, porque el rompimiento de la relación es mucho más rápido y eso puede afectar a la familia entera.